La demanda de hormigón obliga a las constructoras a trabajar de madrugada

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Se están levantando las estructuras de 644 viviendas, lo que ha disparado el consumo de cemento armado y acero, que se ha incrementado un 20% en las obras 

En los últimos días es casi imposible encontrar una hormigonera parada. Trabajan de día y de noche para hacer frente a las necesidades de cemento armado que demandan las 644 viviendas que se están reconstruyendo en la ciudad. En el barrio de La Viña, la conocida como zona cero del terremoto, se registran en algunos momentos del día colas de hormigoneras que intentan llegar hasta las obras que están propiciando la reconstrucción de más de 200 viviendas.

Idéntica situación se vive en algunas empresas que suministran hormigón, donde se han podido contabilizar hasta una docena de hormigoneras que esperan para ser cargadas y así llevar el cemento armado donde se precisa. Sin embargo, algunos señalan que esta situación no es continuada, sino que se producen momentos de repunte, como el que se vivió hace unos días.

«Hace quince días faltaban equipos. Nosotros mismos nos vimos obligados a alquilar camiones para hacer frente a las necesidades de hormigón que nos demandaban nuestros clientes. Pero hay otros momentos en que las hormigoneras están paradas. No todas las plantas de hormigón tienen trabajo. El mercado es inestable en estos momentos», afirmó en declaraciones a La Verdad Antonio Lario, gerente de Pavimentos Asfálticos Lario.

Éste reconoce que las hormigoneras están trabajando desde primeras horas de la mañana y hasta bien entrada la madrugada, aunque no solo por la demanda, sino también porque los forjados grandes no se pueden cortar. «Se está sirviendo de madrugada, aunque de forma puntual. Se hace también por motivos constructivos, porque se esté terminando una losa y no se quiere hacer juntas», añadió Antonio Lario.

Lo que sí reconoce es que se ha incrementado el hormigón en las obras. «Efectivamente las estructuras llevan ahora más acero y más hormigón. Además, este último es de mayor resistencia desde el terremoto. La norma antisismo no se ha reformado todavía, pero se han recalculado los márgenes de seguridad de las obras».

Una de las empresas que procuran echar el hormigón de las estructuras de sus obras a horas en que el sol es menos intenso es Hilario Campoy, gerente de Promociones Hilario Campoy, quien asegura que «lo echamos de madrugada y de noche para que el hormigón no se abrase, no se arrebate, como solemos decir los de este oficio, y así es más resistente».

Lleva en la profesión más de 35 años y, aunque cuenta que nadie sabe cuáles pueden ser las repercusiones de un movimiento sísmico en una construcción, es uno de los que han incorporado a sus obras un reestudio para aumentar la resistencia. «La normativa aún no ha sido cambiada, pero nosotros ya estamos aplicando parámetros muy por encima de la ley».

Así, en sus obras, como en las de muchos constructores de Lorca se ha ampliado considerablemente el uso del hormigón y del acero. Hasta un 20% estiman que se puede incrementar. Y buscan el mejor hormigón del mercado, que es el más resistente. «Para mí, es el de Pavimentos Asfálticos Lario. Tiene el mejor hormigón estable. Es el que estamos aplicando, por ejemplo, en la obra de Mundo Nuevo», explica.

Otra constructora que también ha aumentado el consumo de cemento armado es Sodelor. Lo ha hecho en una de sus últimas construcciones, el nuevo cuartel de la Guardia Civil. «Los coeficientes que aplican los arquitectos ahora son más altos. Se pone más hormigón y más hierro. En la estructura del cuartel de la Guardia Civil se ha puesto un 24% más de hormigón que lo que hubiésemos echado antes del terremoto», cuenta el gerente de Sodelor, Pedro Cazorla Sánchez. Y añade que también se ha incrementado el uso del acero. «Se pone un 20% más». El presidente de los constructores lorquinos, Construlor, Fabián González Sánchez-Manzanera, cuenta que «la demanda de hormigón y acero viene generada por el gran número de obras que están levantando su estructura. Solo en La Viña se están reconstruyendo más de 200 viviendas a la vez». Explica que «se están echando más pantallas de hormigón, más carga, para reforzar las estructuras y que sean más resistentes».

Del trabajo nocturno de las hormigoneras cree que puede deberse a que «no se quiere hacer juntas. Los grandes forjados no se pueden cortar y a veces se termina muy tarde».

La Verdad.

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